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domingo, 2 de junio de 2013

7 Vacas gordas: el viejo vagabundo en primera persona

compensación de la masa, disfrutaba el día en que le dieron la licencia para vestir de vagabundo, no es que realmente lo estuviera, pero debido a los altos estándares de socialidad influenciados por el promedio económico de el campus norte, o en buen chileno su "zorroneria" esa vestimenta hubiera sido considerada "muerto de ordinarius", pero ese sagrado día la enmienda de la profesora de venir con ropa holgada me daba la licencia para pasearme con mi buzo y zapatillas deportivas contrastando con alegría la bisutería de los pasillos, llegando con buen humor a la ansiada clase de movimiento, me considero un nemesis malentendido del baile, pero si disfruto de la estrionicidad y la contemplación de la poca conciencia que tenemos de nuestro cuerpo al menos que nos duela o que sea influyente en la búsqueda de una pareja, nos preparamos para simular la intensidad de guerreros espartanos mofándose de los amanerados e intelectuales atenienses, pero la clase prometía la contrariedad de la naturaleza de nuestro grupo humano, la tranquilidad, se nos había repetido varias veces que dejáramos de emitir ondas sonoras de altos niveles de presión, pero creo que la razón por la cual no lo entendió la mayoría fue que no se escucho, avanzando por los pantanos de la clase nos topamos con una fila de personas masajeandose de manera reciproca exceptuando al ultimo de la fila el cual lloraria en silencio al atardecer, luego iniciariamos caminatas deambulatorias por nuestra querida habitacion a distintas velocidades, una vez que adoptamos la habilidad del cambio de marcha del auto manual nos dispusimos a saludarnos a diferentes niveles de cercania marcial espiritual, sin emitir sonidos que serian penalizados por tabla diaguita ni emitir mas gestos naturales, debiamos generar ese apreton de manos con la mano derecha y la mano derecha congujada de nuestro desconocido conosido y mirarlo a los ojos, despues rompimos las tradiciones japonesas de educacion y etiqueta y saludamos con la mano izquierda, luego avanzamos a tocarnos los hombros, la oreja y la cara, siempre mirando a los ojos, pude notar que a pesar de todo el esfuerzo que plantie para realizar la actividad, con las personas que tendía a desconocer generaba saludos mas cortos y aislantes, denotando mi esencia de estereotipo femenino japones tímido, expresándose en la epifanía del descubrimiento del lenguaje corporal, situación que destaco y dentro de un marco serio resalto en su importancia como terapeuta ocupacional, ahora volviendo a mi poco divertido pero jocoso estilo avanzamos a mover partes de nuestro cuerpo que en la vida silvestre no han de porque moverse en esos extraños patrones, recibí la connotación adjetiva de "tabla" en base a la observación de mi desempeño de parte de Rayen, ex gimnasta del circo de soleil y veterana impune de la guerra del alcohol, para terminar nos reunimos en grupos y nos tomamos las manos para sentir a nuestros compañeros, fue una actividad que me llevo a mi estado natural cercano a la naturaleza, que fue interrumpido debido a una fuerte disputa de manos con Matias, señor de lo oscuro, ademas del asombro de conocer alguien con las manos mas frías que yo, miss nicole, señora del hielo, concluyendo con una explicación de lo que sentimos, fue el fin del día de la comodidad máxima.
la pasión siempre se ha medido en el momentum del cabello

1 comentario:

  1. Pablo Fernández tus textos son sensacionales!!
    Continua con la misma línea narrativa.
    Un detalle técnico: Los textos se confunden con el fondo. Cambia el fondo para que se puedan leer con facilidad por tus lectores.
    Felicitaciones.
    Un abrazo y nos vemos en la clase del jueves

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